Voy caminando despacio por calles estrechas y desiertas una deliciosa mañana soleada, el olor a mar está impregnado en el ambiente y todo está en paz. De repente, me encuentro la música en una esquinita. Un caminante y su guitarra que como yo, ha buscado un lugar tranquilo para dejar su corazón volar. Me siento a su lado silenciosamente pidiéndole permiso con la mirada. Y con calma disfruto de este instante mágico.
#Momentosdelalma